¿En que todo es solo un escenario cuya obra se escribe segundo a segundo?

Eso nos convierte a todos en actores.

Quizás haya quien se crea que es el personaje principal.

Aquel que es el más inteligente, guapo, gracioso o fuerte.

Y tiene todos los focos sobre él.

Otros pueden que se sientan secundarios.

Actores que están en la obra por detrás de los principales.

Pequeños satélites que solo están ahí para participar levemente en el éxito de los demás o simplemente ser aquellos que les aplauden cuando triunfan.

Puedes continuar siendo un secundario seguir viendo como otros son los principales y construir tu papel a su alrededor y vivir una vida tranquila.

Una vida tranquila dejarte llevar por las circunstancias.

Entonces…

¿Porque no seguir con el guion?

¿Porque luchar contra la obra?

¿Porque si quiera esforzarse en algo?

Porque no hay nada peor que ser un secundario, con una llama que te devora por dentro.

Sientes que quieres vencerlos.

Aunque no seas el más inteligente, guapo, gracioso o fuerte.

Quieres superar a los principales, robarles los focos.

Agarrarlos para que solo te enfoquen a ti.

Y ante ti solo se muestra un camino para lograrlo:

Trabajar duro. Sacrificándote por tu ideal.

Actuando para cambiar las circunstancias. En vez de actuar esperando a tener ciertas circunstancias.

Es un camino espinoso y solo hay dos resultados posibles.

Quizás falles y por mucho que luches nunca puedas cambiar el guion.

O puedes dejarlos a atrás y ser el nuevo principal.

Ser el más grande de ellos.

O todo o nada.

Cada uno debe ver en su interior.

Pensar cuál es su papel .

Y sobretodo.

Decidir si apuesta por cambiar o no.