Es curioso.

Nunca pensé que me volvería adicto a una sonrisa.

Pero contigo me pasa.

Es verte estirar los labios y sentirme mejor, más tranquilo con mi vida, más animado a seguir a ver que pueden traer las siguientes horas…

A ver si puedo cazar otra de tus sonrisas.

No siempre son iguales. Pero todas son hermosas.

Por ello siempre busco un minuto al día en que puedo verte sonreír.

Aunque entonces comprendo que soy un egoísta: Te veo sonreír y yo me siento bien. Y no me preguntó que sientes tu cuando esbozas esa sonrisa.

Quizás seas feliz y por ello regales al mundo una parte de ese sentimiento con un simple gesto.

Puede que estés triste y aun así, te obligues a sonreír para que nadie comparta tu tristeza…

No lo sé la verdad.

Solo sé que quiero seguir viéndote sonreír y si es posible, ser yo quien te haga hacerlo de la forma más sincera posible.

Para mí.

Para ti.

Para el mundo.

No si sé cuando muera, podre decir que he logrado ese objetivo.

De hecho creo que solo puedo seguir siendo un egoísta que se aprovecha de tus sonrisas para sentirse mejor y ganar fuerzas.

Pero como se suele decir:

Un hombre puede soñar.

Aunque el mundo se derrumbe a su alrededor.

Por mucho que todo conspiré en su contra.

Si aún le queda un atisbo de fuerzas:

Un hombre siempre podrá soñar…